Salí del trabajo un poco más cansado de lo normal. Hasta llegar al vehículo son unos 200 metros o más, atravesando la galería comercial, los escaparates, las promociones, el ajetreo, para arriba, para abajo, sin parar, sin pensar... Por lo que me decido a, en vez de correr esa distancia, pasearla. Total, van a ser 5 minutos de diferencia llegar a casa. Llego al exterior. Esta noche hace rasca de verdad y cuando me voy a llevar la mano al pantalón para sacar las llaves me acuerdo del dvd que alquilé hace unas horas: está en la taquilla de los vestuarios y cerraban la tienda cuando yo salía. Media vuelta y a correr lo que antes paseaba.
En el escalón de un portal está sentado un indigente, un pobre, un tirao; ya mayor, unos 50 años. En su mano sucia un cigarrillo blanco, inmaculado. Habla solo, con esa tranquilidad que te da el escucharte y saber que tienes toda la razón; Y saber que no te vas a discutir.
Por detrás de mi cruza un policía, un madero, que le increpa algo. Antes de alejarme acierto a escuchar que le pide que se identifique con alguna documentacion. Su compañero le sigue dos metros más atrás.
Corro en pos de mi dvd. Voy a tener que dar el coñazo para que me abran la tienda si no se han ido todos ya. Aun hay alguien. Siempre hay alguien que está más puteado que tu; Siempre hay alguien que sale más tarde; Siempre hay alguien más cansado. Recogo el dvd de los cojones y las llaves que creía en mi pantalón y paseo de nuevo hasta la calle. Ya no hay apenas restos del bullicio de hace 5 minutos, ni autómatas empujando carritos ni colgando bolsas de sus manos; ni parejas que se besan en las pasarelas mecánicas, mecidos a ritmos navideños. Tan solo gente que, como tu, se va.
Y ya en la calle, en el escalón del portal sigue sentado aquel pobre del que ya ni me acordaba; Y en sus manos sucias sostiene una carterilla de la que sobresale algún papel, blanco, inmaculado. La sostiene como quien sostiene una ofrenda, un humilde regalo. Y tras el temblor de sus manos sucias, sus ojos vidriosos, con la mirada perdida más allá de mi, más alla de la otra acera, más allá de la ciudad, parecen dar las gracias por no haber perdido ese montón de papeles.
Por detrás de mi cruza un policía, un madero, que le increpa algo. Antes de alejarme acierto a escuchar que le pide que se identifique con alguna documentacion. Su compañero le sigue dos metros más atrás.
Corro en pos de mi dvd. Voy a tener que dar el coñazo para que me abran la tienda si no se han ido todos ya. Aun hay alguien. Siempre hay alguien que está más puteado que tu; Siempre hay alguien que sale más tarde; Siempre hay alguien más cansado. Recogo el dvd de los cojones y las llaves que creía en mi pantalón y paseo de nuevo hasta la calle. Ya no hay apenas restos del bullicio de hace 5 minutos, ni autómatas empujando carritos ni colgando bolsas de sus manos; ni parejas que se besan en las pasarelas mecánicas, mecidos a ritmos navideños. Tan solo gente que, como tu, se va.
Y ya en la calle, en el escalón del portal sigue sentado aquel pobre del que ya ni me acordaba; Y en sus manos sucias sostiene una carterilla de la que sobresale algún papel, blanco, inmaculado. La sostiene como quien sostiene una ofrenda, un humilde regalo. Y tras el temblor de sus manos sucias, sus ojos vidriosos, con la mirada perdida más allá de mi, más alla de la otra acera, más allá de la ciudad, parecen dar las gracias por no haber perdido ese montón de papeles.
***
Paro en el semaforo, en fase roja. No se me rían que se dice así. A mi lado para otro que también va en moto. Bueno, lo mio ni llega a moto. De repente se baja, pone la patilla y empieza a golpearse las piernas dándose palmadas en los muslos. Me mira. Le miro. Lleva un bufanda en la cara y ecucho que me dice que hace un frio de la hostia, que viene de nosedonde, que tiene las piernas congeladas y que aun tiene que llegar a nosedonde. Pienso que aun le quedan unos 25 kilometros de carretera costera, fria y húmeda y sólo acierto a decir "Animo". Me da las gracias. Se monta. Acelera y se va. El semaforo está en verde.***
Paro en el semaforo, en fase roja. A mi lado un coche con dos chicas. La que conduce trastea con el radiocasette. La que la acompaña trastea con su bolso, busca y rebusca a la luz pobre de las farolas. Busca y rebusca y saca un blister de pastillas anticonceptivas, empezado y sin acabar. Y saca otro, empezado y sin acabar. Y saca otro, empezado y sin acabar. Me mira. Y la miro. Y pienso que "está bien que te tomes tus precauciones, rubia." Y me sonrío y pienso que también hay mucho inocente follando por ahí. "Algún día, rubia, te equivocarás de bolso."
3 comentarios:
:) :) :)
Me gusta. Muy bien. Muy bueno. Igual el blister es para despistar y en realidad es pareja de la que conduce.
jijijiji
:) :) :)
Un saludo
Hola Jorgogi, paso por aqui sin leerte porque, como siempre, ahora no tengo tiempo. Quería desearte unas felices fiestas, feliz Navidad y que tengas una buena salida y entrada de año. Espero que lo pases muy bien, que tengas muchas juergas y ojito con el alcohol y las uvas, que quiero seguir leyendo tu blog por mucho tiempo, ok? Un beso muy grande majo.
ggg
si no tienes tiempo...
ggg ...será por algo... ggg
;-)
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