Enmarcable bajo la rúbrica "Malaguitas" o "Málaga Capital Cultural 2016" o directamente "Hipócritas", me hago eco de las palabras de Curro Troya publicadas en la columna de Curro Troya en Diario SUR el día 14 de abril de 2014, a colación de la feria comercial que se monta en el pueblo donde vivo, todos los años por estas fechas. Las negritas son mías y dice así:
Ya estamos en la que se ha convertido la semana grande cofrade. En
realidad, muy poco o casi nada que ver con la conmemoración propiamente
cristiana de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
Porque, aparte del carácter icónico de los pasajes bíblicos
representados en su imaginería, el evento de nuestra ciudad tiene que
ver ya casi más con un fenómeno social, turístico y económico, que con
el religioso –que queda en segundo plano–.
De un lado, cuesta entender una exhibición de ostentación en tiempos
de una crisis tan dura como la que estamos viviendo. Es verdad que las
propias cofradías están haciendo una estupenda obra social. Pero una
buena labor no justifica otras malas acciones como esas inversiones
suntuarias tan repetidas y desmedidas como innecesarias, en lo que
parece una competición de a ver quién tiene más de cara a la galería.
Como ejemplo cristiano, francamente incoherente.
De otro, choca que algunos quieran convertir el fervor, su
entusiasmo, la dedicación y el respeto de los que llaman ‘hermanos’ en
la peor irracionalidad, atizada de pasión y vehemencia, hasta dejar de
lado propiamente lo religioso y obcecarse en ‘lo cofrade’. Parece que
para ellos la religión es propiamente el ‘cofradismo’. Se diría que son
católicos a tiempo parcial según interese. Afortunadamente no son todos.
Seguramente ni la mayoría. Sólo los ruidosos que practican el
integrismo propio de fundamentalistas o los trepas que buscan escalar
socialmente y usan las cofradías como si fueran clubes de fútbol.
Por último, perdónenme que insista una vez más en recalcarles cómo
detesto el populismo repugnante que practican nuestros políticos locales
al acercarse a la Semana Santa. A la mayoría de ellos les trae al pairo
el hecho religioso pero son incapaces de resistirse al orgasmo político
del baño de masas en busca de una notoriedad social que son incapaces
de alcanzar de otra forma. Realmente vomitivo.
Intenten pasar lo mejor que pueda estos días y recuerden: Ni esta
Semana Santa ha de gustar obligatoriamente a todos, ni todo ha de
someterse a ese ‘cofradismo’ absurdo que ya ejerce como nueva religión
de laicos.
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