Donde no hay envidias ni temores
las diferencias, armonizan.
San Agustín.
San Agustín.
No se si a Uds le pasa lo mismo, pero tengo un sueño recurrente. Bueno tengo dos sueños recurrentes (Que yo recuerde... Seguro que a Uds. sí les pasa soñar, despertar, dar media vuelta sobre la almohada masticando el sueño y en el desayuno ya se esfumó.). Uno de ellos trata con mi clase de 3º de EGB. Mis compañeros de clase en la EGB.
Estuve con ellos hasta desde 1º hasta 7º. Siete años. Como es natural la plantilla cambiaba de un año para otro, con algunas incorporaciones nuevas para suplir las pertinentes bajas. Pero el grueso, nosotros, nos manteníamos año tras año.
No estoy hablando de tres o cinco amiguetes, hablo de por lo menos veinte o más. Una cuadrilla de niños que años tras año anhelaban la hora del recreo para correr por lo campos tras la pelota de fútbol, jugar a las canicas, a las chapas, a la peonza (nunca pude hacer girar una puñetera peonza...) a lo que estuviese de moda. Luego se podía ver a todo el tropel infantil de aquel inmenso colegio jugar en la arena o en las aceras al pasatiempo preferido.
Los días de nieve y lluvia nos dedicábamos a cambiar los cromos que no hubiéramos cambiando en la parada del autobús y a jugar a la pelota vasca (no debíamos ser muy malos cuando algún profesor y algún conductor se apuntaban hasta el comienzo de las clases...).
Bueno el caso es que he soñado tres veces a lo largo de estos años con mis compañeros de EGB. Cada sueño es una cena, a la que no estoy invitado. Me los encuentro de casualidad, saludo a todos, me quedo... No se si ceno de gorra o si me pasan luego la cuenta.
El segundo sueño igual. Muchos años después, en otro restaurante. Falta gente, recuerdo a otros, comentamos anécdotas...
Tengo una foto del 3er. curso. Estamos de pie, junto con el padre Flecha, un cura que años después se fue de misiones. La tengo por ahí, perdida, de tal manera que cuando me topo con ella, es una sorpresa agradable. Recuerdo los n0mbres de la mayoría y sus cosas particulares: el mas travieso, el mas torpe en leer, el mas locuaz, el mas creído, el que casi nunca hablaba, el que se meaba encima, el líder... Pero los nombres de algunos de ellos se me van olvidando. Debería escribirlos la próxima vez. Si la encuentro de nuevo se la enseño.
La tercera cena ha sido muy emotiva, sobre todo por inesperada. Las dos anteriores también lo fueron, pero saben Uds. cómo son los sueños: pilotamos un avión sabiendo que no sabemos pero pilotamos tan bien como si supiéramos. Estaba enseñándole a mi jefe mi colegio. Era la commemoración de algo. había una parada militar o un desfile. Al doblar un pasillo, una puerta, un reastaurante, una mesa, larga. Una cena. Una reunión. Muy emotiva. Me he puesto a llorar, porque compañeros que no estaban en las dos cenas anteriores este año han venido, me he acordado de sus nombres y ellos de mi. He llorado de la emoción. Mucho. Creo que lloro porque de alguna manera, por las circunstancias, me desentendí de ellos. Se quedaron allí. Yo les dejé. Entonces, el hecho de que me acepten y no me rechacen me produce una gran emoción. Es como si dijeran: "No pasa nada. Te tuviste que ir. No es culpa tuya. Siéntate. Pídete algo. Cuéntanos, ¿qué es de tu vida?" Hasta aquí el sueño.
Una vez despierto me he encontrado con una sonrisa de oreja a oreja. Emocionado aun pero contento. Es curioso las jugadas que nos hace el cerebro. ¿Por qué esa cena? Me alegro de haberos visto compañeros. Hasta la próxima. Que os vaya bonito.
Estuve con ellos hasta desde 1º hasta 7º. Siete años. Como es natural la plantilla cambiaba de un año para otro, con algunas incorporaciones nuevas para suplir las pertinentes bajas. Pero el grueso, nosotros, nos manteníamos año tras año.
No estoy hablando de tres o cinco amiguetes, hablo de por lo menos veinte o más. Una cuadrilla de niños que años tras año anhelaban la hora del recreo para correr por lo campos tras la pelota de fútbol, jugar a las canicas, a las chapas, a la peonza (nunca pude hacer girar una puñetera peonza...) a lo que estuviese de moda. Luego se podía ver a todo el tropel infantil de aquel inmenso colegio jugar en la arena o en las aceras al pasatiempo preferido.
Los días de nieve y lluvia nos dedicábamos a cambiar los cromos que no hubiéramos cambiando en la parada del autobús y a jugar a la pelota vasca (no debíamos ser muy malos cuando algún profesor y algún conductor se apuntaban hasta el comienzo de las clases...).
Bueno el caso es que he soñado tres veces a lo largo de estos años con mis compañeros de EGB. Cada sueño es una cena, a la que no estoy invitado. Me los encuentro de casualidad, saludo a todos, me quedo... No se si ceno de gorra o si me pasan luego la cuenta.
El segundo sueño igual. Muchos años después, en otro restaurante. Falta gente, recuerdo a otros, comentamos anécdotas...
Tengo una foto del 3er. curso. Estamos de pie, junto con el padre Flecha, un cura que años después se fue de misiones. La tengo por ahí, perdida, de tal manera que cuando me topo con ella, es una sorpresa agradable. Recuerdo los n0mbres de la mayoría y sus cosas particulares: el mas travieso, el mas torpe en leer, el mas locuaz, el mas creído, el que casi nunca hablaba, el que se meaba encima, el líder... Pero los nombres de algunos de ellos se me van olvidando. Debería escribirlos la próxima vez. Si la encuentro de nuevo se la enseño.
La tercera cena ha sido muy emotiva, sobre todo por inesperada. Las dos anteriores también lo fueron, pero saben Uds. cómo son los sueños: pilotamos un avión sabiendo que no sabemos pero pilotamos tan bien como si supiéramos. Estaba enseñándole a mi jefe mi colegio. Era la commemoración de algo. había una parada militar o un desfile. Al doblar un pasillo, una puerta, un reastaurante, una mesa, larga. Una cena. Una reunión. Muy emotiva. Me he puesto a llorar, porque compañeros que no estaban en las dos cenas anteriores este año han venido, me he acordado de sus nombres y ellos de mi. He llorado de la emoción. Mucho. Creo que lloro porque de alguna manera, por las circunstancias, me desentendí de ellos. Se quedaron allí. Yo les dejé. Entonces, el hecho de que me acepten y no me rechacen me produce una gran emoción. Es como si dijeran: "No pasa nada. Te tuviste que ir. No es culpa tuya. Siéntate. Pídete algo. Cuéntanos, ¿qué es de tu vida?" Hasta aquí el sueño.
Una vez despierto me he encontrado con una sonrisa de oreja a oreja. Emocionado aun pero contento. Es curioso las jugadas que nos hace el cerebro. ¿Por qué esa cena? Me alegro de haberos visto compañeros. Hasta la próxima. Que os vaya bonito.
Todo sigue igual a excepcion de la cancha de la derecha del todo.
Esa es nueva para mi.
2 comentarios:
La verdad es que no he leído su último artículo, tan solo le escribo para pedirle que vuelva a pasar por su artículo sobre el parkour.
Entiendo que muchas personas han escrito ahí y le han faltado al respeto sin razón, pero me gustaría que leyese y tratase de comprender lo que yo le escribí.
Le pido perdón porque entiendo que no es del todo correcto el responderle aquí, pero es la única forma que he encontrado de llamar su atención sobre el tema.
Disculpe las molestias.
A pesar de ser "anónimo", la educacion no es molestia ninguna. ;)
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