Derechos y negocios
Resulta que yo quiero organizar una Manifa por el Derecho a la Vivienda Digna. Pido al Ayuntamiento los correspondientes permisos y me los conceden. Ya tengo la vía central de mi ciudad todita para mí durante dos horas. Pero Yamal, el dueño del bar de la esquina, me dice que le gustaría llevar a la mani un autobús turístico en el que se leyera bien grande "Si aún no tienes casa donde invitar a los amigos, tráetelos a La Taberna Encendida para discutir sobre la especulación. Ambiente concienciado". De puta madre, le digo, pero le tienes que pagar un pico al Ayuntamiento. A la idea se apuntan unos bares más. Y ya de paso, la sex shop para mujeres, que es muy izquierdosa. Y el periódico Diagonal, el más activista de todos. Y la peluquera, y la tienda de ropa (el manifoso alternativo suele llevar rastas, cami de rayas y pantalones árabes). Y al final tenemos 50 autobuses y 20 carrozas con su correspondiente publicidad. Yo he visto el negocio y se me ocurre montar la super fiesta V de Vivienda en un polígono del extrarradio, a 50 euros la entrada con animación.
Triste que no lo pueda hacer porque a este tipo de manifestantes ni les dan un techo ni les dejan la calle. Las acciones en pro de la vivienda digna se han encontrado siempre con la oposición de los Ayuntamientos, que no les concedían los permisos obligatorios para manifestarse ni organizar acciones. La vivienda es un derecho no un negocio. Negocio es el Orgullo Gay. Para el Ayuntamiento, entre otros.
