Los amaricones, digo los americanos, digo los estadounidenses, digo los profesores estadounidenses están que se echan las manos a la cabeza. Sus alumnos no estudian: Se copian. la última es bajarse desde el emilio los apuntes a la palm o al ipod o al movil o a lo que los muy inocentes profesores dejen entrar a sus alumnos al examen.
La solución aportada dice mucho, sobre todo de nuestro lugar en el mundo y en el tiempo: "Tendremos que volver al sistema antiguo: papel y boli." sostiene un discente. Con suerte conseguimos que lo llamen "El Sistema Español." Ya me lo imagino. Los estudiantes entrando por la puerta y el profe diciendo: " a ver chicos, dejad el portatil en la entrada. Hoy examen en Spanish System." Que cosas...
Mi primera chuleta fue un trozo de papel escrita a boli. No me acuerdo, pero seguro que fue así. Hombre, antes estuvo la escritura en la mano; Incluso se de alguno con la mano enorme que se permitia el lujo de escribirse los temas en cada dedo. No exagero si comento que aprendió a escribir con la zurda y todo. La mano, la muñeca, el antebrazo... Parecia uno el de MEMENTO.
Pero claro, el calor aprieta y el sudor borra.
Luego, sí recuerdo que perfeccioné la técnica del papelito con un portaminas del 0'5. Aquello ya hilaba fino pero la mina de carbón no es imperecedera y se "degrada". Así que echábamos mano de unos bolis-rotulador de INOXCROM, del 0'4 ó del 0'5 que hacían el avío. Pero aquello no era suficiente; se podía mejorar.
Había quien llegaba el día del examen con una bolsa enorme llena de BICs cristal, numerados... Pero aquello no era la solución.
Entonces un día alguien llego a clase con un ROTRING y fue la revolucion; Y cuando descubrí que había en casa ya fue el acabose, porque joder si costaban los boligrafos aquellos. Había que hilar muy fino con los rotring, perdían tinta, se atascaban... te ponias perdido con los cartuchitos de tinta PELIKAN. Pero cuando acababas te sentias tan orgulloso y satisfecho... Qué deleite.
Tras el rotring y a medida q crecía el temario, la necesidad de decrecer el tamaño aumentaba y se solucionó con las fotocopias. Había dos oleadas de fotocopias. La primera la de pillar apuntes, daba igual si los tenías repetidos, siempre podías hacer como con los cromos y se los cambiabas a los colegas. La segunda oleada era la de reducir aquellas fotocopias susceptibles de ser de ayuda. Había quien se hacia pequeños y minúsculos incunables, que más que chuletas parecían enciclopedias de alguna biblioteca gulliveriana.
Entre estas surgío la madre de todas las chuletas: El rollito de primavera. Dos trozos cliíndricos y cortos de boli, a cada uno de los cuales se enrollaban centímetros y centímetros de chuleta. Daba igual la longitud, lo que importaba era el contenido, el saber, el conocimiento enrollado y atado y bien atado sobre la palma de tu mano, la cual no dejabas de mirar medio bizco, anodadado, consciente de tu propia existencia, superior sobre sobre el resto de las especies.
Y a la artesanía se le unió la técnica y la tecnología. Primero fue la maquina de escribir manual: La olivetti de toda la vida;, luego la electrónica ya dió paso al PC, la impresora y de nuevo a la fotocopia: A reducir y a enrollar. Y encima podías elegir el tipo de fuente y resaltar en colorines los temas y los epígrafes. Qué maravilla...
Cuando creías ser todopoderoso, te enteras que a Fulano le han pillado en el examen de N, con un pinganillo en el oido... ¿Pero eso... va a ser verdad? Por lo visto el que chivaba los temas desde el aparcamiento interfirió con la frecuencia de la Seguridad del Campus y no pararon hasta localizarle. Y Fulano tuvo que cambiarse de provincia... Demasiado arriesgado. Y costoso. Poderoso caballero es Don dinero. Dinero, que todo lo corrompe. Además ya hay departamentos que usan disrruptores de ondas. Sí, sí, de película de espías. Lo se.
No recuedo haber dado nunca el cambiazo, más que nada porque esta técnica exige saber previamente qué tienes que responder. Los hubo que rompían los barrotes de las ventanas de los despachos a altas horas de la noche, para tras haber reparado la rotura a base de acetileno, desaparecer en las sombras. Pero el acabado de los barrotes nunca era igual que el original, y de noche sí, pero de día no todos los gatos son pardos. Bastaba cambiar la elección de las preguntas por otra cualquiera, para desbaratar cualquier plan fraudulento.
He visto compañeros que se salían con las preguntas, y entraban con el barullo de la entrega por una ventana y entregaban un examen más que aprobable. Yo lo más que hice fue quitarle un folio al que tenía al lado. El pobre estaba más nervioso que yo.
La solución aportada dice mucho, sobre todo de nuestro lugar en el mundo y en el tiempo: "Tendremos que volver al sistema antiguo: papel y boli." sostiene un discente. Con suerte conseguimos que lo llamen "El Sistema Español." Ya me lo imagino. Los estudiantes entrando por la puerta y el profe diciendo: " a ver chicos, dejad el portatil en la entrada. Hoy examen en Spanish System." Que cosas...
Mi primera chuleta fue un trozo de papel escrita a boli. No me acuerdo, pero seguro que fue así. Hombre, antes estuvo la escritura en la mano; Incluso se de alguno con la mano enorme que se permitia el lujo de escribirse los temas en cada dedo. No exagero si comento que aprendió a escribir con la zurda y todo. La mano, la muñeca, el antebrazo... Parecia uno el de MEMENTO.
Pero claro, el calor aprieta y el sudor borra.
Luego, sí recuerdo que perfeccioné la técnica del papelito con un portaminas del 0'5. Aquello ya hilaba fino pero la mina de carbón no es imperecedera y se "degrada". Así que echábamos mano de unos bolis-rotulador de INOXCROM, del 0'4 ó del 0'5 que hacían el avío. Pero aquello no era suficiente; se podía mejorar.
Había quien llegaba el día del examen con una bolsa enorme llena de BICs cristal, numerados... Pero aquello no era la solución.
Entonces un día alguien llego a clase con un ROTRING y fue la revolucion; Y cuando descubrí que había en casa ya fue el acabose, porque joder si costaban los boligrafos aquellos. Había que hilar muy fino con los rotring, perdían tinta, se atascaban... te ponias perdido con los cartuchitos de tinta PELIKAN. Pero cuando acababas te sentias tan orgulloso y satisfecho... Qué deleite.
Tras el rotring y a medida q crecía el temario, la necesidad de decrecer el tamaño aumentaba y se solucionó con las fotocopias. Había dos oleadas de fotocopias. La primera la de pillar apuntes, daba igual si los tenías repetidos, siempre podías hacer como con los cromos y se los cambiabas a los colegas. La segunda oleada era la de reducir aquellas fotocopias susceptibles de ser de ayuda. Había quien se hacia pequeños y minúsculos incunables, que más que chuletas parecían enciclopedias de alguna biblioteca gulliveriana.
Entre estas surgío la madre de todas las chuletas: El rollito de primavera. Dos trozos cliíndricos y cortos de boli, a cada uno de los cuales se enrollaban centímetros y centímetros de chuleta. Daba igual la longitud, lo que importaba era el contenido, el saber, el conocimiento enrollado y atado y bien atado sobre la palma de tu mano, la cual no dejabas de mirar medio bizco, anodadado, consciente de tu propia existencia, superior sobre sobre el resto de las especies.
Y a la artesanía se le unió la técnica y la tecnología. Primero fue la maquina de escribir manual: La olivetti de toda la vida;, luego la electrónica ya dió paso al PC, la impresora y de nuevo a la fotocopia: A reducir y a enrollar. Y encima podías elegir el tipo de fuente y resaltar en colorines los temas y los epígrafes. Qué maravilla...
Cuando creías ser todopoderoso, te enteras que a Fulano le han pillado en el examen de N, con un pinganillo en el oido... ¿Pero eso... va a ser verdad? Por lo visto el que chivaba los temas desde el aparcamiento interfirió con la frecuencia de la Seguridad del Campus y no pararon hasta localizarle. Y Fulano tuvo que cambiarse de provincia... Demasiado arriesgado. Y costoso. Poderoso caballero es Don dinero. Dinero, que todo lo corrompe. Además ya hay departamentos que usan disrruptores de ondas. Sí, sí, de película de espías. Lo se.
No recuedo haber dado nunca el cambiazo, más que nada porque esta técnica exige saber previamente qué tienes que responder. Los hubo que rompían los barrotes de las ventanas de los despachos a altas horas de la noche, para tras haber reparado la rotura a base de acetileno, desaparecer en las sombras. Pero el acabado de los barrotes nunca era igual que el original, y de noche sí, pero de día no todos los gatos son pardos. Bastaba cambiar la elección de las preguntas por otra cualquiera, para desbaratar cualquier plan fraudulento.
He visto compañeros que se salían con las preguntas, y entraban con el barullo de la entrega por una ventana y entregaban un examen más que aprobable. Yo lo más que hice fue quitarle un folio al que tenía al lado. El pobre estaba más nervioso que yo.
Lo siento por los proferos estadounidenses. No me dan pena. No me la dan los míos.
4 comentarios:
Vamos que seguimos siendo un pais picaro. La tradición manda.
Un saludo
jajajaja muy bueno! pero siempre tuve miedo a copiar! no es mi estilo :)
Buenísimo, me río pero reconozco que la idea tuya de quitarle un folio al de al lado fue muy puñetera.
En cuanto a lo americanos, bueno siempre se anda escandalizandose por todo menos por lo que realmente importa. Usan una bara de medir bastante desproporcinada.
Saludos
te puedes creer q el tio, colega mío, no me queria pasar el folio. Yo estaba indignadisimo y el... el se quedó blanco :XDDD
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